El papel del abogado mercantil en las fases clave de una empresa: del nacimiento al posible concurso
La figura del abogado mercantil resulta esencial en todas las etapas de vida de una empresa. Desde su constitución hasta su posible liquidación o concurso, su asesoramiento jurídico y estratégico se convierte en una herramienta de prevención, crecimiento y protección. Comprender su papel en cada fase es clave para garantizar la seguridad jurídica y la estabilidad económica de cualquier proyecto empresarial.
1. La fase de nacimiento: elegir la forma jurídica y constituir la sociedad
El primer momento en la vida de una empresa es decisivo. Una decisión aparentemente tan simple como la forma jurídica (autónomo, sociedad limitada, sociedad anónima, cooperativa, etc.) puede tener implicaciones fiscales, contables, laborales y de responsabilidad patrimonial.
El abogado mercantil asesora al emprendedor o a los socios fundadores sobre la estructura societaria más adecuada en función de sus objetivos, el número de socios, la inversión inicial y el tipo de actividad.
En esta etapa, interviene en cuestiones como:
- La redacción de los estatutos sociales, que son la base legal de la sociedad.
- La redacción de pactos de socios o acuerdos parasociales, instrumentos cada vez más comunes para evitar conflictos futuros.
- El cumplimiento de los trámites de constitución ante notario y su inscripción en el Registro Mercantil.
El abogado también orienta sobre la normativa aplicable, principalmente el Texto Refundido de la Ley de Sociedades de Capital (Real Decreto Legislativo 1/2010, de 2 de julio), que regula la mayoría de las formas societarias en España.
Contar con un abogado mercantil desde el inicio no solo agiliza la constitución, sino que previene futuros problemas derivados de una mala configuración estatutaria o de un reparto desigual de derechos y obligaciones entre los socios.
2. La fase de desarrollo y crecimiento: cumplimiento normativo y prevención de conflictos
Una vez constituida, la empresa entra en una fase de crecimiento en la que el cumplimiento normativo se vuelve más complejo. Aquí el papel del abogado mercantil es doble: garantizar que la empresa cumpla con la legislación vigente y, al mismo tiempo, proteger sus intereses frente a terceros.
Entre las tareas más habituales destacan:
- El asesoramiento contractual, tanto en relaciones con proveedores como con clientes o distribuidores. Un contrato bien redactado puede evitar litigios costosos y proteger la posición de la empresa en caso de incumplimiento.
- La revisión del gobierno corporativo, especialmente en sociedades con varios socios o administradores. El abogado se encarga de velar por el cumplimiento de las obligaciones de los administradores, evitando riesgos de responsabilidad personal.
- El cumplimiento normativo o “compliance”, cada vez más exigido.
- Las operaciones de financiación, fusiones o adquisiciones, en las que el abogado mercantil interviene tanto en la negociación como en la redacción y revisión de la documentación societaria y contractual.
En esta etapa, su función preventiva es esencial: un abogado mercantil no solo reacciona ante un problema, sino que trabaja para que no llegue a producirse.
3. La fase de madurez: reestructuraciones, ampliaciones de capital y transmisión empresarial
A medida que la empresa madura, las decisiones estratégicas suelen implicar cambios estructurales. Las ampliaciones o reducciones de capital, la entrada o salida de socios o las operaciones de reestructuración requieren de un asesoramiento especializado.
El abogado mercantil es quien diseña y ejecuta estos procesos conforme a la ley, garantizando la transparencia y seguridad jurídica en todas las operaciones.
Algunas de las cuestiones más relevantes en esta fase son:
- Modificaciones estatutarias (como el cambio de objeto social, domicilio o capital).
- Aumentos o reducciones de capital social.
- Fusiones, escisiones o transformaciones societarias.
- Transmisiones de participaciones o acciones, que deben realizarse respetando los derechos de adquisición preferente y las limitaciones estatutarias.
En estas operaciones, el abogado mercantil no solo vela por el cumplimiento formal, sino también por la protección del equilibrio entre socios y la viabilidad futura de la empresa. Su asesoramiento evita conflictos internos y asegura que cada paso esté alineado con la estrategia empresarial.
4. La fase de dificultad: insolvencia, reestructuración y concurso de acreedores
Cuando una empresa atraviesa dificultades económicas, la figura del abogado mercantil cobra aún más relevancia. El tiempo es un factor decisivo y el desconocimiento de las obligaciones legales puede acarrear consecuencias graves para los administradores.
El marco normativo clave en esta etapa es el Texto Refundido de la Ley Concursal (Real Decreto Legislativo 1/2020, de 5 de mayo), modificado por la Ley 16/2022, de 5 de septiembre, que introdujo el nuevo procedimiento especial para microempresas y reforzó los mecanismos de reestructuración preventiva.
El abogado mercantil asesora en tres líneas principales:
- Prevención y detección temprana de la insolvencia. A través de auditorías legales y revisión de la situación patrimonial, puede anticipar los riesgos y proponer medidas de reestructuración.
- Reestructuración empresarial. Con la nueva normativa, las empresas pueden negociar planes de reestructuración antes de caer en insolvencia, evitando el concurso y preservando la actividad.
- Concurso de acreedores. Si la insolvencia es inevitable, el abogado mercantil se encarga de preparar y presentar la solicitud de concurso, representando a la empresa durante todo el procedimiento y velando por la defensa de sus intereses frente a los acreedores.
Además, asesora a los administradores sobre su deber legal de solicitar el concurso dentro del plazo de dos meses desde que se conoce la situación de insolvencia. Incumplir este plazo puede derivar en la calificación del concurso como culpable y en la responsabilidad personal de los administradores.
En este contexto, la intervención temprana del abogado mercantil puede marcar la diferencia entre la supervivencia o la liquidación definitiva de la empresa.
5. La función transversal del abogado mercantil: prevención, estrategia y acompañamiento
Más allá de las fases concretas, el papel del abogado mercantil es transversal. Acompaña a la empresa en su día a día, interpretando la normativa, adaptándose a las reformas legales y anticipando riesgos.
Su trabajo combina visión jurídica y perspectiva empresarial: no se limita a aplicar la ley, sino que busca soluciones que permitan crecer y proteger el proyecto. En este sentido, actúa como un socio estratégico, no solo como un mero asesor legal.
Contar con un despacho especializado como Sirera y Saval Abogados permite disponer de un equipo con amplia experiencia en derecho mercantil, capaz de acompañar a la empresa en todas sus fases, anticipar problemas y ofrecer soluciones jurídicas sólidas y eficaces. Porque en el complejo mundo empresarial, la mejor defensa siempre es una buena prevención.
